Es un tipo de maquillaje ligero, fresco y natural, ideal para el día a día:
trabajo, universidad, reuniones o salidas casuales.
La idea es resaltar tus rasgos sin sobrecargarlos, dejando la piel luminosa y el
rostro con un aspecto descansado y prolijo.
¿En qué consiste?
1. Piel: Base ligera para unificar el tono sin que se vea pesado. Se busca un
acabado natural, tipo “segunda piel”.
2. Corrector: Solo donde se necesite (ojeras, rojeces, granitos).
3. Cejas: Peinadas y ligeramente definidas, sin marcarlas en exceso.
4. Ojos: Sombras suaves en tonos neutros (beige, durazno, marrón claro) y un
toque de máscara de pestañas.
5. Rubor: En tonos rosados o coral para dar frescura al rostro.
6. Iluminador (opcional): Muy sutil, para un glow natural.
7. Labios: Bálsamo con color, gloss o labial nude.
Resultado final:
Un look natural, prolijo y luminoso, que realza tu belleza sin parecer que
llevas mucho maquillaje. Ideal para verte arreglada pero relajada.